Hacía 5 años exactos que había pasado por una delicada operación coronaria. le dedicó su vida entera al fútbol y a la formación de jugadores y también deportistas de otras disciplinas
San Vicente perdió otro pedazo de su historia y de su fútbol. Se fue Rubén Arenas, el Loli, el Ñato, o el Narigón, como todo el mundo cariñosamente lo llamaba.
Desde su operación hace algunos años, nada fue igual para él, pero de todas formas se las arregló para seguir adelante junto a su amada Tere, sus hijas Anabel, Romina y Débora, sus nietos, sus yernos y esa gran cantidad de amigos que hoy también lloran su partida.
Fue un fanático del fútbol, como jugador, y como director técnico. Armó uno y mil equipos y le dio herramientas a cientos de jugadores de San Vicente para mejorar y crecer en este deporte que él tanto amaba. Sin dudas, fue el Señor Fútbol de los últimos años.
Dicen que los homenajes se deben hacer en vida, y eso fue lo que hizo el Club Biocca, poniéndole el nombre “Rubén Arenas” a su flamante estadio, porque de seguro muchos chicos de ese club y de ese barrio, también fueron sus jugadores. Y este fue un gran reconocimiento.
Todo el mundo debe tener una anécdota con Rubén, y es muy cierto, pero a nosotros, desde el Equipo Activa Sport y desde Sintonía Sur, nos queda esa inquebrantable amistad que se fue forjando con el tiempo, y con la pelota de por medio, desde que San Vicente ganó la primera Copa de Oro Provincial en Fútbol, allá por el año 2000, en los viejos Torneo Juveniles Bonaerenses, con jóvenes jugadores que hoy son hombres, y de que de seguro guardan un pedazo de él en sus vidas.
Rubén no pasó desapercibido por esta vida, de eso no quedan dudas, vivió para el deporte y para el fútbol, y logró hacer muchas cosas para que los talentos sanvicentinos pudieron llegar lejos. Y mal no le fue.
Hoy las redes sociales están desbordadas con mensajes de tristeza y condolencias para sus familiares y amigos; pero también de agradecimiento por todo lo que este buen tipo le dio a los sanvicentinos.
Buen viaje Rubén, a seguir tirando paredes, hablando de fútbol y porque no, jugando con algunos amigos gambeteando nubes hasta llegar al gol.